martes, 1 de enero de 2013

Mirando al ORIENTE

Cuando queremos dar solución a los problemas humanos actuales importantes, desde el presente debemos mirar al futuro sin olvidar el pasado.
Pretérito y futuro están fuera de nuestro alcance, pues estamos encadenados en el presente con rígidos grilletes de acero fundido.
Pero eso sí; traemos repletas las alforjas con un legado histórico del pasado más o menos cercano,  que nos muestra en cada instante los aciertos y pecados del género humano en la lucha  por ir viviendo y progresando.
Cuando el futuro  aparece ante nosotros entre nubarrones y tinieblas que amenazan retroceso y estancamiento.
Pero demostrado está que;  “El que no progresa, retrocede”.
En el tiempo y en la economía, no existen palabras como: parada, quietud, pausa, reposo y sosiego. Lo mismo acontece en la vida del hombre. Solo el quietismo como doctrina mística heterodoxa. Según la cual la suma perfección del alma humana, consiste en el anonadamiento de la voluntad para unirse con Dios en la contemplación pasiva y en la indiferencia de lo que pueda ocurrirle en tal estado…  Se podrán entender tales palabras; pero en el mundo real del materialismo en que vivimos, no se contempla, ni se entiende la pausa y el parón.
También sabemos que este movimiento hacia adelante, no es uniforme. Hay aceleraciones  y parones con nacimientos de unas culturas y el ocaso de otras, como si  la historia estuviera engranada en ruedas que en su eterno decurso entre valles y montañas hiciera nacer y progresar una aquí, y frenar o desaparecer otra allá.
Recordemos (entre otras) culturas: la sumeria, la egipcia, la griega y la romana, la europea, y la actual norteamericana. Nacieron, se desarrollaron y pasaron  dando el testigo  a otras nuevas.
Parece ser que amanece la cultura china que de mañana en adelante correrá su posta hasta que con signos de agotamiento nazca una nueva, no sé cual y Dios sabe dónde. El comercio y productividad actual en China está dando pasos de gigante y una lección magistral de proceder correcto, sentando las bases de un imperio. Sin renunciar a su historia y a su pasado (su arroz, trabajo, idioma y su carácter) están construyendo otra China
que está llamada a ser la nueva economía mundial.
En su trabajo no existe la “titulitis”. Parece que cualquier persona solo tiene por objetivo el desempeñar una función  sin mirar cuál es. Son signos evidentes: su comercio y su laboriosidad constante que se
va extendiendo por el mundo, echando sus tentáculos económicos y tejiendo una tela de araña por todos los rincones del planeta. Los chinos nos dan lecciones en la apertura y cierre de sus tiendas y
comercios, de precios sin competencia. China tiene una inmensa clase obrera con salarios bajísimos.
Las rarísimas protestas (que sepamos). El pueblo chino no ha renunciado a sus plantaciones de arroz, a su
circulación a pie o en bicicleta, a viviendas  diminutas con lo mínimo imprescindible, al “taichí” ceremonial  preludio de la jornada laboral, a sus austeras comidas tradicionales de infinitos aromas y sabores, ni a su tradicional ropa floreada.
Estas son las señas de identidad de la que va a ser la cultura del
nuevo amanecer de otro gigante  económico mundial. Ya tuvo florecimientos en ancestrales dinastías como el de “La Seda” y “Las Especies” en el Medievo. Por eso digo que pongamos la vista en el oriente. Recordemos que así fue y sigue siendo en la cultura religiosa de occidente. Las celebraciones religiosas de musulmanes y cristianos de occidente fueron y son de cara al oriente.
He dejado para el final mi desacuerdo en aspectos negativos de las culturas orientales  que el pueblo chino irá erradicando a medida que el progreso cale en la multitud de sus trabajadores. Me refiero a los signos enquistados de esclavismo y la falta del merecido descanso para el trabajador. También aborrecemos su hermetismo y la falta de convivencia y  comunicación con otras culturas.
A pesar de todo,
Cual cigüeña que con su pico nos apunta la fuente de los vientos.
Como labrador al atardecer mira hacia el oeste observando el mapa del tiempo.
Hoy,  vienen nuevos vientos y revolucionarias  ideas desde “El Este”.
Regresan por la Ruta de la Seda, como siempre.
Mira que por oriente, aparece la mañana de una nueva jornada.
Mira que viene la luz de cada día  venciendo la larga noche de esta “CRISIS”.

Por todo ello,
-Dirijamos nuestras miradas hacia la luz, hacia el Sol, HACIA EL ORIENTE.
                                                                

No hay comentarios:

Publicar un comentario